jueves, 12 de julio de 2007

Expansión.com: Los masters de auditoría pierden tirón entre los estudiantes

Los masters de auditoría pierden tirón entre los estudiantes
Publicado el 12/07/2007, por L.Junco
La escasez de profesionales en las firmas del sector ha incrementado la demanda de recién licenciados, que, sin embargo, no consideran necesaria la formación complementaria en la revisión de cuentas, lo que ha reducido la oferta de másteres.

Actualmente, el título universitario suele ir acompañado de otros cursos de postgrado que se suman al curriculum de los futuros profesionales. Sin embargo, a pesar de que trabajar en una firma del sector es una salida profesional atractiva, los masters de auditoría están perdiendo tirón entre los cursos de postgrado que se ofrecen en el mercado.

“Se está produciendo una reducción en la oferta de estos programas, en parte, porque al haber una alta oferta de puestos de revisores, el titular universitario no los percibe como una herramienta necesaria para obtener su primer trabajo como auditor”, señala Dolores Lozano, gerente de Recursos Humanos de BDO Audiberia.

“Las firmas necesitan recursos, por lo que los universitarios se ahorran hacer el curso”, señalan los organizadores del Máster de Auditoría y Gestión Empresarial de la Universidad Complutense de Madrid. “Estamos notando que cada vez hay menos alumnos, si bien, los universitarios extranjeros, sobre todo, latinoamericanos, son los que más interés muestran por estos programas”, afirman desde la universidad.

Contratación
La principal ventaja de estos masters es la posibilidad de realizar prácticas en las grandes firmas del sector, como Deloitte, KPMG o PricewaterhouseCoopers, que colaboran con la Universidad Complutense. “El 80% de los alumnos del curso tiene la posibilidad de quedarse en la compañía en la que ha realizado las prácticas”, apuntan desde el centro universitario.

Las firmas “siempre prefieren aquellos perfiles que hayan finalizado un máster de auditoría, ya que sigue siendo un elemento importante de selección. Además, con los conocimientos adquiridos en estos cursos, se suelen obtener mejores resultados en las pruebas de selección”, afirma Lozano.

Sin embargo, el ratio de masters finalizados en los candidatos de las firmas ha disminuido sensiblemente. “Este año, el porcentaje de candidatos con máster de auditoría sobre el total de los entrevistados para auditores junior fue del 6%”, explica la gerente de BDO. Según Borja Guinea, socio director de Auditoría de KPMG y profesor del máster de la Universidad Complutense, “la inmensa mayoría de los alumnos de este curso que realizan las prácticas en KPMG son contratados de forma indefinida, una vez terminado el programa del máster”.

Además de para mejorar la calificación en las firmas, estos cursos son de gran utilidad para preparar las pruebas convocadas por el Registro Oficial de Auditores de Cuentas (Roac), que, según fuentes del sector, podría convocarse nuevamente con carácter inmediato, tras los resultados de la última convocatoria del año pasado. Tras cinco años sin convocarse, sólo mil personas superaron la prueba.

“Los alumnos que aprueban las evaluaciones del máster tienen convalidada la parte teórica de acceso al Roac”, explica Guinea. “Cuando se aproxima una oposición de estas características, el número de alumnos de los cursos prácticos se multiplica por diez”, señala Alejandro Larriba, director de Formación del Instituto de Censores Jurados de Cuentas (asociación que representa el 86% del negocio del sector), que organiza tanto un máster de auditoría, como cursos especializados en las distintas materias.

Muchos de estos cursos “son online, lo que aporta mayor libertad al alumno, que suele ser alguien que ya está trabajando”, añade Larriba. Según el director, el 75% de los alumnos del Instituto ya se encuentra en una firma, mientras que sólo el 25% son recién licenciados. “Estos másteres los hacen aquéllos que tienen vocación de auditores”.

No obstante, del total de alumnos que se presentan a los cursos de la asociación, que el año pasado ascendió a 11.000 personas, “el 50% acaba trabajando en una firma, mientras que un 25% procede de despachos pequeños o medianos, por lo que son auditores individuales. El porcentaje restante no tiene idea de ser auditor”, apunta Larriba.

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