domingo, 27 de mayo de 2007

lasProvincias.es: ¿Qué auditamos los auditores de cuentas?

¿Qué auditamos los auditores de cuentas?
JOSÉ ENRIQUE CONTELL
lasProvincias.es (27.05.2007)

Auditar, dice el diccionario de la lengua española, es examinar la gestión económica de una entidad a fin de comprobar si se ajusta a lo establecido por ley o costumbre. La legislación sobre auditoría de cuentas precisa bastante más el concepto al señalar que auditar las cuentas es la actividad que mediante la utilización de determinadas técnicas de revisión, tiene por objeto la emisión de un informe acerca de la fiabilidad de los documentos contables auditados, no limitándose pues, a la mera comprobación de que los saldos que figuran en las anotaciones contables concuerdan con los ofrecidos en el balance y en la cuenta de resultados, ya que las técnicas de revisión y verificación aplicadas permiten, con un alto grado de certeza y sin la necesidad de rehacer el proceso contable en su totalidad, dar una opinión responsable sobre la contabilidad en su conjunto y, además, sobre otras circunstancias que, afectando a la vida de la empresa, no estuvieran recogidas en dicho proceso. Así, el auditor debe manifestar su opinión acerca de si las cuentas anuales examinadas expresan la imagen fiel del patrimonio, de la situación financiera y de los resultados de la empresa o de la entidad auditada o, en su caso, las razones por las que no la expresan; si se han preparado y presentado de conformidad con los principios y normas contables establecidas; si esos principios y normas han sido aplicados uniformemente en relación con los ejercicios precedentes; si la no aplicación de uno o varios principios o normas contables se considera procedente porque refleja mejor la imagen fiel de la empresa, o si ha habido acontecimientos entre la fecha del cierre del ejercicio y la de la realización del informe que pudieran tener repercusiones en la marcha de la empresa auditada.

Como se puede apreciar, la auditoría de cuentas es un servicio exhaustivamente normalizado, como no podría ser de otro modo, acorde con la necesidad actual de homogeneidad, transparencia y calidad de la información contable de las empresas.

Sin embargo, esa misma precisión en el detalle de su definición no deja lugar a dudas respecto de lo que no es función del auditor de cuentas al realizar su trabajo y por lo tanto, no cabe esperar de sus informes públicos que ofrezca otra información distinta a la que por ley le es exigida. Preguntas como por ejemplo las siguientes, llevan aparejadas un no por respuesta: ¿es papel de un auditor de cuentas evaluar la eficiencia o productividad de la empresa; esto es, si la empresa hubiera podido obtener mejores resultados con unos sistemas operativos de gestión- comerciales, logísticos, de recursos humanos, de calidad…- más adecuados?; ¿se examina si disponen las personas de la empresa de las competencias pertinentes para llevar a cabo su trabajo?; ¿se evalúa si el posicionamiento de la empresa es el que debería tener?; ¿se verifican si son adecuadas sus estrategias de desarrollo, competitiva y operativas?; ¿se revisa si existe un clima laboral satisfactorio?... Se podrá argüir que esas preguntas no obedecen a cuestiones propiamente económico-financieras en sentido estricto, pero no es menos cierto que su respuesta resulta relevante para adquirir un conocimiento mas profundo de la empresa. Incluso tampoco es papel del auditor de cuentas responder a otras preguntas clave, esta vez sí que estrechamente relacionadas con los aspectos económico-financieros de la empresa: ¿existe una política económico-financiera en la empresa?, ¿es adecuada?; ¿existen objetivos de rentabilidad o económicos?; ¿existen objetivos de tesorería o financieros?; de ser así ¿se cumplen?.

La auditoría de cuentas es un instrumento relevante, sin duda, pero sus informes no son la panacea en la que encontrar respuesta a todas las cuestiones relativas al funcionamiento de la empresa porque no es esa su finalidad. Su acotación estrictamente regulada es lo que la hace más precisa, y lo que permite leer sus informes sin ambigüedades, sabiendo con exactitud qué es lo que debe encontrase en ellos y qué no debe encontrarse, sencillamente porque no debe estar. Utilizar la auditoría con otros fines sólo consigue desvirtuar su función, poner erróneamente en entredicho su relevante papel social y crear confusión sobre el cometido de su examen e información subsecuente.

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