Los sindicatos acusan a la textil de lanzar un «órdago» para presionar a la Xunta
Gabriel Lemos 14/6/2009
El mismo día en que se hizo público el informe de la Inspección de Trabajo, que recomienda a la autoridad laboral gallega rechazar el expediente de regulación de empleo (ERE) presentado por Caramelo para despedir a 237 trabajadores, la dirección de la textil inició los trámites para conducir a la empresa hacia el concurso de acreedores.
Los representantes de la firma comunicaron a última hora del viernes al Juzgado de lo Mercantil de A Coruña que, «ante la crítica situación financiera que sufre la compañía», han abierto negociaciones con sus acreedores para alcanzar una propuesta anticipada de convenio. Es decir, técnicamente Caramelo no ha instado aún concurso de acreedores pero sí ha reconocido ante la Justicia que es insolvente. Se trata de una novedad introducida en la reforma de la Ley Concursal que entró en vigor en abril, que le da un margen de tres meses antes de presentar la antigua suspensión de pagos y negociar una salida rápida al concurso. Porque, independientemente de que consiga la adhesión de sus acreedores a la propuesta de convenio, la comunicación de su insolvencia la obligará a presentar concurso antes de mediados de octubre.
Fuentes de Caramelo aseguraron ayer que el grupo -con unas pérdidas de 30 millones de euros solo en el último ejercicio- soporta una deuda que ronda los 60 millones. Según las cuentas del 2008, auditadas por Ernst&Young, la empresa tenía a 31 de diciembre del año pasado un pasivo financiero de 87 millones de euros aunque, como ya se recoge en el informe de auditoría, la sociedad alcanzó durante el primer trimestre de este año un acuerdo de refinanciación de 30 millones de sus obligaciones, con una carencia de amortización de cuatro años.
De esos 87 millones, 26,15 correspondían a deuda con entidades de crédito, con los que tiene suscritos nueve préstamos y siete pólizas de crédito, con un interés medio del 5,27%.
Indignación sindical
El anuncio de Caramelo, que no fue trasladado al comité de empresa, despertó la indignación de los sindicatos. Así, Dores Martínez, portavoz de CIG-Textil, aseguró ayer que «o que está claro é que se rompeu a tregua acordada o día anterior coa Xunta» y anunció que a partir del lunes estudiarán con la plantilla un nuevo calendario de movilizaciones. «É unha provocación e nós non imos ir a ningunha mesa de negociación con esta clase de ameaza». Martínez rechazó también que haya ninguna causa sobrevenida en las últimas semanas que justifique esta declaración de insolvencia. «As perdas son as mesmas que xa constaban na documentación remitida co ERE hai dous meses», recordó.
Otras fuentes sindicales ven en la comunicación de insolvencia un «órdago» de la empresa a la Xunta, que tendrá que resolver en pocas semanas la solicitud de ERE. Un actor, la Xunta, al que desde las centrales reclaman que haga valer también su posición de acreedor, con 27 millones en préstamos y avales, para condicionar la negociación previa al concurso.
Otra oportunidad al ERE
En todo caso, con la entrada de la empresa en concurso de acreedores, la dirección de Caramelo consigue más margen de maniobra. Por un lado, si finalmente la Xunta rechaza el ERE, tal y como le recomienda el informe de la Inspección de Trabajo, la firma, ya en proceso concursal, podría elevar al juez de lo mercantil una propuesta de regulación de empleo que, si no cuenta con el visto bueno de los sindicatos, podría ser aprobada de forma unilateral por el magistrado.
Asimismo, la vía concursal abierta por la dirección de Caramelo, también permitiría una quita de hasta el 50% en los créditos ordinarios que soporta la compañía y facilitaría, gracias a la reforma de la Ley Concursal, la liquidación apresurada de la compañía, sin esperar a que finalice todo el proceso judicial de la suspensión de pagos.
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