domingo, 20 de enero de 2008

elMundo.es: Un centenar de familias se declara en bancarrota

Un centenar de familias no puede más y se declara en bancarrota
La subida de los tipos de interés y el alto endeudamiento han provocado un alarmante aumento de la cifra de hogares en suspensión de pagos.
Cristina Caballero 20/01/08

Las familias españolas empiezan a estar con el agua al cuello. El aumento de las hipotecas, el alza de los precios y el sobreendeudamiento, alimentado durante los años del boom, ha provocado que muchas personas dejen de pagar sus facturas. Y con el primer impago, puede llegar el callejón sin salida: la declaración de quiebra, una situación legal a la que pueden acogerse tanto empresas como personas físicas y que ha aumentado de forma alarmante en los últimos meses.

El número de personas declaradas en suspensión de pagos (denominada concurso de acreedores con la ley concursal que entró en vigor en 2004 y que es utilizada por empresas pero también por particulares), se ha doblado desde hace un año. De los 71 deudores declarados en quiebra que hubo en España en 2006 a los más de 100 con que se prevé cerrar el ejercicio pasado, según datos de los juzgados mercantiles.

Todo empieza con el incumplimiento del primer pago, sobre todo de la letra de algún electrodoméstico o del coche. Luego llega el impago de la hipoteca, y pronto, los constantes requerimientos del banco. «Ante esa gran bola que se ha formado, el deudor normalmente acude a un abogado, quien le aconseja que se declare en concurso ante la imposibilidad de solucionar las deudas», asegura Inés Landín, gerente del Registro de Economistas Forenses (Refor).«Es una situación tremenda, porque proviene siempre de enfermedades, o de situaciones de paro, o porque la empresa familiar quiebra y estaba avalada con bienes personales», añade.

No obstante, pese a ser una solución tan extrema, a veces supone un alivio para las familias en bancarrota. En un juzgado mercantil de Barcelona se vivió el año pasado una situación extrema de las que habla Inés Landín, pero que al final acabó con un final feliz: una pareja, ahogada por las hipotecas y los créditos personales, se declaró en concurso para llegar a un acuerdo con los acreedores.

Al final, tras meses de pleitos, el juzgado les dio la razón y forzó un pacto entre todos los acreedores por el cual el matrimonio catalán dejó de pagar un 30% de los 160.000 euros que debía.Con esa solución, se evitó que los bancos deudores embargasen los bienes de la familia.

El proceso al que tuvo que someterse esta pareja es igual en todos los concursados, ya sean personas físicas o jurídicas.La única diferencia es que en el caso de las familias, el concurso de acreedores siempre se tramita por el procedimiento abreviado, donde la masa pasiva es más baja que en el caso de las suspensiones de pagos de empresas (inferior al millón de euros).

Sueldo mínimo
Una vez presentada la demanda ante el juez, arranca el concurso y el primer paso que se da es el nombramiento de un administrador, en vez de los tres que se requieren para los concursos de sociedades.

Desde ese momento, el administrador lleva las riendas de las finanzas de la familia, y asigna un sueldo mínimo (que suele ser de unos 400 euros) para que los concursados cubran los gastos más básicos, como comida y ropa. Ese gasto mínimo irá a cuenta de la masa activa del concurso. Del resto de gastos, como el pago de la luz, el gas, el agua, además de las demás facturas y de la negociación con los bancos, se encargará el administrador nombrado por el juez concursal.

Este también realizará un informe preliminar donde se dibuja el estado de insolvencia. Asimismo, elabora una lista de acreedores y califica los créditos y la cuantía de cada uno. Entonces se abre un periodo de impugnación donde cada acreedor podrá declararse conforme o en contra de la calificación de sus créditos. Las controversias se resuelven en minijuicios donde el juez mercantil es quien dice la última palabra.

Tras la resolución de todos los juicios, el administrador elabora el informe definitivo y entonces se abre la fase final, donde se celebra la junta de acreedores y se les propone una determinada forma de pago, que se pondrá en marcha cuando el juez lo apruebe.«Lo peor para las familias es la fase inicial, cuando deben dejar en manos de un extraño toda su economía», afirma Inés Landín.Sin embargo, en muchos casos no hay más remedio si se quiere evitar de alguna manera el tan temido embargo.

Desde que entró en vigor la ley concursal en España, en septiembre de 2004, el número de concursos admitidos a trámite por los jueces ha sido de 2.707, una media de 225 concursos por trimestre, según datos del Registro de Economistas Forenses.

Del total, 242 concursos fueron presentados por personas físicas, de los cuales 65 eran empresarios. Sólo en el tercer trimestre de este año, ha habido 20 personas que se han declarado en bancarrota, lo que demuestra, según el Refor, que la subida de las hipotecas y el elevado endeudamiento de las familias comienza a pasar factura.Se espera además que los procedimientos concursales de particulares siga creciendo durante los próximos meses, ante el imparable crecimiento de la deuda en los hogares, que ya está en el 14%, según el Banco de España.

Por comunidades autónomas, es Cataluña la que se lleva la palma en procesos concursales, seguida de la Comunidad Valenciana, País Vasco y Madrid. Según los expertos, la explicación a este hecho no es porque en la costa mediterránea la gente se endeude más, sino porque en Barcelona y Valencia los abogados conocen mejor la ley concursal y están poniéndola a disposición de las familias con problemas financieros.

Apoyo

Consejos para evitar el alto endeudamiento
Ante el incremento de las situaciones de riesgo por sobreendeudamiento familiar, las asociaciones de consumidores han intensificado los consejos para evitar situaciones límite. Estas son las recomendaciones de Adicae:

  • Evitar endeudarse sin dejar algún margen de maniobra razonable (no endeudarse al límite de las posibilidades para adquirir la vivienda, por ejemplo), algo que genera dificultades entre los consumidores dado el descontrolado precio de la vivienda en España.
  • Comparar, antes de decidirse por adquirir una vivienda y solicitar una hipoteca, todas las ofertas disponibles. Se trata del mayor desembolso en la vida de un usuario, y hay que dedicar el tiempo necesario a estudiar todas las posibilidades existentes. Eso puede hacer ahorrarnos varios miles de euros.
  • También hay que realizar una planificación previa de los ingresos y gastos, tanto ordinarios como extraordinarios.
  • Prever y ponderar aquellos gastos que vienen una sola vez al año en el presupuesto y realizar una provisión para su vencimiento (IBI, Impuesto de Vehículos, Renta, seguro del automóvil, seguro del hogar).
  • Limitar el número de tarjetas y su consumo responsable para no distorsionar el gasto.
  • Revisar periódicamente el saldo y los movimientos de nuestra cuenta corriente para evitar descubiertos y controlar el consumo.

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