El ex director financiero del Guggenheim será condenado a tres años y medio de prisión por el desfalco al museo.
EDUARDO AZUMENDI - Vitoria - 30/09/2009
Roberto Cearsolo, el ex director de Administración y Finanzas del Museo Guggenheim, irá a la cárcel por el desfalco cometido en las cuentas de las sociedades Tenedora e Inmobiliaria de la pinacoteca entre 1998 y 2005. El abogado de Cearsolo ha pactado con la fiscalía y la acusación particular una pena de tres años y medio de prisión, con lo que no habrá juicio oral. La instrucción se desarrolló el año pasado, en el que se tomó declaración al imputado. Tras el acuerdo, sólo queda que el juez lo ratifique en una sentencia.
Robó 557.000 euros falsificando cheques y con transferencias por Internet
Cearsolo confesó al descubrirse el fraude y ha devuelto 438.000 euros
A pesar de que Cearsolo no tiene antecedentes penales, una pena tan abultada comporta el ingreso directo en la cárcel. Es probable que cuando cumpla un tercio de la condena (14 meses), se le pueda aplicar el tercer grado (el régimen de semilibertad que permite el contacto con el exterior) y progresar después hacia la libertad condicional.
La apropiación entre 1998 y 2005 de 557.000 euros de los fondos a las sociedades Tenedora (encargada de las compras de arte) e Inmobiliaria (gestiona la propiedad del edificio de Gehry) fue ratificado por el propio Cearsolo una vez que fueron descubiertas las irregularidades por la persona que le sustituyó cuando cogió una baja laboral y buscaba datos para el Tribunal Vasco de Cuentas Públicas (TVCP). El escrito pactado entre la fiscalía, la acusación particular y Cearsolo reconoce como hechos probados que el acusado se aprovechó de su condición de director financiero para obtener una clave de acceso y detraer dinero de las cuentas de las dos sociedades por medio de transferencias a través de Internet.
Además, emitió diversos cheques y talones, para lo cual imitó la firma de Juan Ignacio Vidarte, el director del Guggenheim, quien era la única persona autorizada para ello. Las cantidades por las que se efectuaban las transferencias y se emitían los cheques y talones eran de diverso importe, siendo las de mayor cuantía las dos transferencias realizadas en marzo y abril de 2005 (por valor de 72.000 euros y 38.000 euros respectivamente). Para que el desfalco no fuera descubierto, Roberto Cearsolo se encargó de falsificar los libros de cuentas de ambas sociedades y arrancó varias hojas.
Según el escrito de acusación aceptado por el imputado, las transferencias de dinero a la cuenta de Cearsolo y el uso fraudulento de cheques constituyen un delito continuado de apropiación y otro continuado de falsedad en documento mercantil. Por ambos, se solicita una pena de 21 meses de prisión, inhabilitación de sufragio y una multa de seis euros al día durante cinco meses y seis días. Cuando el ex director financiero del Guggenheim alteró la contabilidad en los libros de cuentas cometió otro delito continuado de falsedad de documento mercantil, por el que se pide otra pena de 21 meses de cárcel y una multa de seis euros al día durante nueve meses. En total, una condena de 42 meses de cárcel.
Como agravante se destaca el abuso de confianza y como atenuantes, la confesión del desfalco y la restitución de parte del dinero. De los 557.000 euros robados, Cearsolo ha repuesto 438.000, con lo que aún le queda de devolver 119.000. Las sociedades Tenedora e Inmobiliaria tratarán de recuperar esa cantidad por medio de un procedimiento civil.
Las apropiaciones del ex director financiero del Guggenheim se vieron favorecidas por la falta de control de las cuentas del museo. Desde 1998, los consejos de administración de las dos sociedades, participadas al 50% por el Gobierno vasco y la Diputación de Vizcaya, acordaron no realizar auditorías a propuesta del propio Cearsolo. Así, éste se quedó al mando de todo y con las manos libres para hacer lo que hizo.
El escándalo causó tal conmoción que el Parlamento creó una comisión de investigación para aclarar lo sucedido. Además del desfalco, esta comisión investigó las pérdidas millonarias por operaciones de cambio de divisas. Entre 2002 y 2005, las dos sociedades adquirieron dólares con vistas a un futuro inmediato en el que atender las compras de obras a artistas que facturan en esa moneda. Pero el euro no se despreció respecto al dólar, sino que ocurrió justo al contrario. Y al mando de esa operación de cambio de divisas se encontraban dos personas: Roberto Cearsolo y Juan Ignacio Vidarte.
Las conclusiones de la comisión, refrendadas por el pleno el pasado mes de diciembre, resultaron demoledoras para Vidarte, al que se citó como principal responsable de la opacidad, falta de transparencia y control en la gestión económica-financiera. Entre sus recomendaciones, el Parlamento solicitó que se aplicara a las sociedades Tenedora e Inmobiliaria los mismos mecanismos de control y de seguimiento económico-financiero que el Gobierno y las diputaciones ejercen sobre el resto de sociedades públicas.
A pesar del varapalo institucional a Vidarte, la Diputación de Vizcaya ha respaldado totalmente su gestión y no le atribuye ningún tipo de responsabilidad en el caso ni en la ruinosa compra de dólares, contra la opinión del Gobierno, El actual viceconsejero de Cultura, Antonio Rivera, fue el presidente de la comisión de investigación y el redactor del informe con las conclusiones y recomendaciones. Entre otras cosas, en aquel se apuntaba que el director del museo no realizó acciones de tutela y responsabilidad y que aceptó, a propuesta de Cearsolo, levantar el control de las auditorías anuales. "Desconoció por dejación el funcionamiento diario del departamento de Finanzas. Vidarte permitió que no existiera un control al hacerlo depender todo de Cearsolo".
El desfalco
- Sin auditorías. A partir de 1998 se dejan de hacer auditorías en las sociedades Tenedora e Inmobiliaria por iniciativa de Cearsolo, lo que le permite campar a sus anchas hasta 2005.
- Cheques falsos. Sin vigilancia, Cearsolo emprende una carrera desenfrenada de transferencias bancarias por Internet desde las cuentas de las sociedades a las suyas, para lo que se hace con una clave informática. Además, emite cheques y talones falsificando la firma de Juan Ignacio Vidarte. En total, se apropia de casi 557.000 euros.
- Salta la alarma. Una ruinosa operación de compra de divisas descubierta por el Tribunal Vasco de Cuentas Públicas dispara las alarmas. El Parlamento requiere una investigación a fondo. Cearsolo coge la baja laboral en abril del año pasado al constatar que va a ser descubierto y su sustituto temporal descubre el desfalco cuando buscaba datos para el tribunal.
Confesión. Cearsolo confiesa y devuelve 438.000 euros. El Parlamento crea una comisión de investigación y carga contra Vidarte. La fiscalía, la acusación particular y el abogado de Cearsolo pactan la pena de cárcel
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