El 99,99% de las auditorías son correctas
Hablar con John M. Scott (Johnston, Escocia, 1962) es como mirar por un caleidoscopio. Sus palabras crean imágenes aisladas que nos hablan de educación, crecimiento, talento, competitividad. Destellos brillantes que al final de la conversación, al igual que en un caleidoscopio, trazan una única imagen: la de un tiempo que forcejea por hallar un nuevo sentido. Y en él las auditoras deben de dar nuevas respuestas sobre su responsabilidad ante la crisis actual, frente al control que las cuatro grandes (PricewaterhouseCoopers, Ernst & Young, Deloitte y KPMG) ejercen en el 90% del mercado auditor europeo o acerca del futuro de nuestra economía. A estas contestaciones se enfrenta Scott, que acaba de ser reelegido presidente de la firma en España.
MIGUEL ÁNGEL GARCÍA VEGA 20/02/2011
Pregunta. Hay encima de la mesa una pregunta ineludible. ¿Han sido los responsables, al menos en parte, de la actual crisis?
Respuesta. No, en absoluto. Es evidente que la magnitud de esta crisis, la mayor en 80 años, ha superado todas las expectativas. La auditora lo que hace es asegurar que en un tiempo razonable se conozcan los problemas que existen. Tenemos el mal hábito de matar al mensajero y a veces esa es la situación que se encuentra el auditor. La contribución de los auditores es imprescindible para devolver la confianza a los mercados. Somos un actor principal para asegurar una información financiera, fiable, transparente, independiente y de calidad. Esta es la posición que impulsamos. Todo lo que vaya en contra de estas premisas no es bueno, ni para el sector ni para el mercado, que responde, principalmente, a un exceso de liquidez y endeudamiento global.
P. ¿Pero no se podrían haber hecho las cosas mejor?
R. Los detalles de la auditoría pueden fallar. Como en otras facetas de la vida, los errores se producen. El problema sería si fuese de manera generalizada. El 99,99% de las auditorías son correctas.
P. Bruselas "acusa" a las cuatro grandes de actuar como un oligopolio que frena la libre competencia, al controlar el 90% del mercado. ¿Está de acuerdo?
R. En general, hay cosas a nivel internacional que se pueden mejorar, como la normativa. Junto a esto creo que se debe reconocer la naturaleza global de los mercados de capitales y las empresas, y, consecuentemente, de la profesión de auditoría que le presta servicios. Para poder auditar a un gran grupo, con la complejidad que tiene, es necesario contar con un fondo de armario enorme. O sea, alcance geográfico y muchos recursos. Es lo que ha propiciado que en los últimos años el mercado se haya concentrado en las seis auditoras que existen en este momento, entre las que hay una alta competencia.
P. ¿Están conformes con el Libro Verde propuesto por Bruselas y que busca abrir el mercado y controlar más su actividad?
R. Estamos conformes con su objetivo: mejorar. Pero hay aspectos en los que discrepamos; por ejemplo, cómo se nombran los auditores. Tampoco se entienden algunos temas relacionados con la independencia, relativos al tipo de servicios que prestamos.
P. Van a incorporar 600 profesionales en España, mientras Alemania reclama ingenieros españoles. Una fuerza centrífuga y otra centrípeta, unos tiran hacia fuera (más por obligación que por devoción) y otros hacia dentro. ¿Es posible un equilibrio?
R. Hay un aspecto básico a solucionar. El 50% de los chicos terminan en la universidad. Es estupendo. Pero faltan profesionales, electricistas, operarios de maquinaria... Hay un desequilibrio en la economía. No tiene sentido que un chico vaya a la universidad para acabar trabajando en algo para lo que no ha estudiado.
P. ¿Es optimista con la economía española?
R. Se ha tardado en tomar ciertas medidas. Soy optimista por la calidad de la gente con la que me cruzo, ya sea en nuestros clientes o en general en el mercado en el que nos movemos. Puede haber situaciones en las que mejoremos o empeoremos en los próximos años, pero lo básico es que se tienen que tomar medidas a muy largo plazo. El gran éxito de China es que se trata de un proyecto a 30 años. Y esta visión a largo plazo empieza con la educación.
P. Además de la educación, ¿qué otras recetas hay?
R. Hay que gastar menos. Obvio. Pero el tema no es solo recortar gastos, sino a qué se destinan y cómo. Lo vemos en nuestras empresas, hay cosas que se gestionan mejor de forma central y otras descentralizadas. Tiene que haber una estrategia común para todos. No estoy hablando de lo que ha pasado en los últimos tres años o lo que sucederá en los próximos. Hablo de que hay que afinar más el tiro en la manera en que se gasta el dinero público.
P. ¿Pero cómo se construye un país más tecnológico, más avanzado, con profesionales obligados a marcharse y uno de los mayores índices de fracaso escolar?
R. ¡Ojalá tuviera la receta! Hay varios puntos importantes. Tenemos que mirar a largo plazo y ver qué funciona y qué no funciona en la educación. En cuanto a la I+D+i, la clave está en si apoyamos o no al emprendedor. Contamos con la suerte de tener una economía donde la mayoría de las empresas son pymes. Es una suerte porque tienes personas acostumbradas a aceptar riesgos. Y que son optimistas, porque si no no los asumirían. El aspecto gran hermano no funciona. Lo hemos visto a lo largo de la historia y en varios países. La regulación está bien si está hecha para mejorar la eficiencia y la productividad, si se hace en relación con la galería fracasaremos. La principal preocupación de los empresarios tiene que ser su gestión y el crecimiento de sus negocios, no estar preocupados por la complejidad del cumplimiento normativo.
P. Frente a la crisis, KPMG prevé un crecimiento en España en los próximos tres años de un 19%. ¿Cómo lo conseguirán?
R. Nuestro objetivo en ese periodo es lograr un 14% de crecimiento orgánico y un 5% vía adquisiciones. Recientemente hemos incorporado varios despachos de abogados, y seguiremos por ese camino. Al tener la gama de servicios y trabajar donde trabajamos hacemos determinadas apuestas en función de cuáles son las áreas que pensamos que van a crecer. Lo que termina pasando es que en el entorno de transacciones, donde somos los líderes desde hace seis años, debido a la crisis, el mercado ha caído. Pero, por otra parte, han tenido un crecimiento muy importante los aspectos legales y fiscales dentro del área de reestructuración y operativa de empresas. En los primeros tres meses (nuestro año empieza en octubre) ya hemos crecido al 12% y pensamos que ese crecimiento orgánico este ejercicio será del 12% o el 13%.
P. ¿Y esto sucede en España?
R. Sí. España es uno de los países de nuestro grupo europeo donde pensamos que más vamos a crecer. No al nivel, por ejemplo, de Rusia pero sí más que en Inglaterra, Alemania u Holanda. ¿Cómo? Con un enfoque orientado a ser relevantes para nuestros clientes y contar con el mejor talento. Sin duda estamos siendo agresivos, porque conseguir un crecimiento acumulado del 19% a lo largo de tres años resulta ambicioso. Pero tenemos confianza en lograrlo.
P. De las áreas que crecen, ¿cuáles se comportarán mejor?
R. Aquellas relacionadas con la reestructuración corporativa y operativa de las empresas.
P. Alzando la mirada, haga una radiografía del grupo en Europa. ¿Cómo está?
R. Estamos muy bien. Después del caso Enron [que acabó con la auditora Andersen] las firmas se dividieron y compartimentaron para evitar el contagio entre países. Hemos visto que no es la mejor manera ni de servir a los clientes ni de dar carrera a la gente. Por eso nos hemos fusionado. Estamos unidos a Inglaterra, Holanda, Rusia..., en total unos 16 países en Europa. Los días de una firma consultora o auditora básicamente autosuficiente en su país se han acabado.
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