El campus cierra su grado en Comercio, Relaciones Internacionales y MarketingLa Escuela Jovellanos despidió a 212 alumnos de su penúltima promoción antes de convertirse en Facultad de Ciencias Sociales
29.03.09 - E. MONTES | GIJÓN
«Esta escuela, de larga tradición y reconocimiento en la Universidad de Oviedo, tiene un brillante presente y un futuro prometedor como Facultad de Ciencias Sociales y Económicas en el campus gijonés». Con esas palabras de la directora general de Universidades, pronunciadas en un momento en que algunos centros no han superado la polémica por el nuevo mapa, Miriam Cueto puso ayer la primera piedra pública del nuevo diseño académico que tendrá a partir del próximo año el campus de Gijón.
La voz del Principado puso la denominación del centro y la del director de la Escuela Universitaria Jovellanos el nombre de la titulación que sustituirá a los actuales estudios de Ciencias Empresariales, que, con la reordenación del Plan Bolonia, se concentrarán a partir de 2010 en Oviedo. Se llamará Comercio, Relaciones Institucionales y Marketing y, según afirmó Rafael Pérez, constituirán «la continuidad de los estudios de Comercio que desde 1899 se vienen impartiendo en la escuela, pero con nombre distinto». Adelantó el director que el nuevo grado hará más hincapié en «las ventas comerciales y la promoción, profundizando en el dominio de los idiomas adaptados a su utilización profesional».
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El mensaje de ambos iba dirigido a los más de 200 titulados que finalizaron este año sus estudios de Ciencias Empresariales, Gestión y Administración Pública y Turismo, y que ayer proporcionaron un aspecto inusual al teatro Jovellanos. A cada uno de ellos fue dirigido el recado repetido por todos los estamentos posibles: el Ayuntamiento, por boca de Justo Vilabrille; la Universidad, en palabras del vicerrector de Infraestructuras, Campus y Sostenibilidad, José Carlos Rico; el Principado a través de Miriam Cueto y la escuela en la intervención de Rafael Pérez. Todos ellos trataron de convencer a los que acaban de terminar sus estudios para que comiencen otros, para que no se desenganchen de la Universidad.
De ahí que Miriam Cueto se expandiera en vindicar la reforma de Bolonia, de la que dijo que «no es una alternativa, es una realidad». Y añadió que «no vamos a ser mejores por tener más títulos, sino por atraer a más estudiantes, mejorar las tasas de abandonos y retardos y fortalecer la relación con la empresa».
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