La provincia de Almería ha duplicado en sólo un año su tasa de desempleo, hasta el 25%, y ya es la peor de España.
José María Olmo - Almería
LA economía almeriense ha comenzado a caer mucho más rápido de lo que subió. Con la crisis de la construcción y los problemas que afronta la agricultura, el milagro que catapultó a la región más árida de España amenaza ahora con desvanecerse como un espejismo.
En sólo un año, Almería ha pasado de ser la provincia que más crecía y más empleo generaba de Andalucía, a registrar caídas del PIB del 2% y alcanzar la tasa de desempleo más alta de España, un 24,98% según la última Encuesta de Población Activa (EPA). Doce meses antes, el paro se situaba en el 10,45% y, en diciembre de 2006, en el 9,58%. El Instituto de Estudios Cajamar no predice mejoras para los próximos meses.
En sólo un año, Almería ha pasado de ser la que más crecía y más empleo generaba de Andalucía, a registrar caídas del PIB del 2% y alcanzar la tasa de desempleo más alta de España
La construcción había liderado el crecimiento de la provincia y la había convertido en la segunda de España —sólo por detrás de Málaga— que más incrementó su PIB en el periodo 2000-2006, un 26,88%, según datos de Funcas. Pero la quiebra del segmento de la segunda residencia, que acumulaba gran parte del volumen de negocio, ha truncado en un tiempo récord la tendencia ascendente. El año pasado, la actividad económica asociada al urbanismo cayó un 22,8% y el número de transacciones inmobiliarias, un 22,6%.
Las grúas han comenzado a desaparecer del paisaje costero de Vera, la región que ha concentrado el boom urbanístico. Promotoras con grandes planes inmobiliarios en la zona están en concurso de acreedores, como Grupo Dico y Obrascampo, y otras están cerca de entrar en la misma situación, como Nozar, demandada ante los tribunales por un proveedor.
"Aquí ya no se hace nada. Las pocas empresas que seguimos trabajando somos las pequeñas de toda la vida de esta zona. Entre Garrucha y Palomares, las grandes han desaparecido. La gente está volviendo al campo a coger lechugas y tomates porque trabajo no hay por ningún sitio", cuenta Diego Navarro, propietario del servicio de obras Baltisán, que de momento tienen algún pequeño proyecto entre manos.
La ocupación del sector alcanzó a mediados de 2007 su máximo histórico, empleando a 68.700 trabajadores, pero cerró diciembre con 26.500, un 159% menos, asestando un duro golpe a los datos globales.
Más población activa
Jerónimo Molina, director del Instituto de Estudios Cajamar, apunta también que a los malos datos del empleo contribuye un crecimiento espectacular de la población activa. "Más que destruirse empleo, lo que ocurre es que no se está generando todo el necesario para ofrecer trabajo a la gente que se está incorporando al mercado almeriense", explica Molina. "Hemos detectado que sigue llegando gente a Almería buscando trabajo, probablemente con la convicción de que el sector agrícola, que aquí es muy fuerte, sigue necesitando mano de obra". Molina cree que la situación aún no es crítica aunque seguirá empeorando.
Los sectores industrial y servicios mantienen su vigor, pero está demostrado que las dificultades de la construcción acaban contagiando al resto de la economía, pasando primero a la industria auxiliar, de ahí a los hogares y por último al comercio.
Miguel Uribe, presidente de la Confederación Empresarial de la Provincia de Almería (Asempal), culpa de las dificultades económicas a la falta de liquidez: "La construcción absorbió gran cantidad de trabajo, pero ha frenado en seco. Seguirá teniendo futuro pero una vez que se estabilice el paro. Lo que reivindicamos es que comience a circular dinero, eso es lo más importante. A ver si cuando vayamos a curar al enfermo ya se ha muerto".
Las esperanzas de los empresarios pasan por la agricultura. El turismo, otro de los motores económicos de la provincia, también se está viendo afectado por la crisis. El pasado enero, Andalucía recibió un 20% menos de turistas extranjeros que en el mismo mes de 2008, y los ingresos relacionados con el sector decrecieron un 11,6% respecto al mismo periodo, según el Instituto de Estudios Turísticos. Británicos, alemanes y nórdicos no están precisamente pensando en cogerse unas vacaciones.
En cambio, los expertos coinciden en que la agricultura soportará mejor las dificultades. Fue este precisamente el sector que provocó el despertar de Almería en los 70. Un indicador directo, la venta de maquinaria agrícola, se está comportando con normalidad, y los invernaderos de la comarca de El Ejido siguen dando empleo a 37.300 trabajadores. No obstante, el peso específico de la agricultura en el mercado laboral almeriense cae desde 2005 —coincidiendo con la ola de recalificaciones urbanísticas— y recientes acuerdos entre Unión Europea y Marruecos ponen en riesgo la competitividad de cultivos tan asentados como el tomate.
Almería afrontará los próximos meses desde el primer puesto en el ránking de desempleo. La provincia necesita soluciones urgentes para reeditar su milagro.
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