
Se pagará más por el IRPF, porque no se han adaptado al IPC las tarifas y deducciones
Y. GÓMEZ | MADRID
Tras el año electoral, en el que los contribuyentes nos beneficiamos de una actualización de tarifas y reducciones del IRPF, aunque se acababa de aprobar la reforma, y más tarde de una generosa deducción de 400 euros, en 2009, con las arcas públicas ya en números rojos, soportaremos una subida en frío del impuesto, ya que el Gobierno ha decidido no deflactar el tributo y Hacienda se quedará con parte de nuestras subidas salariales.
No obstante, la principal novedad fiscal para este ejercicio es la supresión del Impuesto del Patrimonio, otra de las promesas electorales del presidente Rodríguez Zapatero. Aunque la ley acaba de aprobarse en el Parlamento tiene efectos retroactivos al 1 de enero de 2008 por lo que ya la próxima primavera, cuando se presente la declaración de la renta, ningún contribuyente tendrá que pagar al Fisco por el patrimonio ahorrado, independientemente de la comunidad en la que resida. Eso sí, el Estado tendrá que compensar a las comunidades autónomas, ya que se trata de un tributo que éstas tenían cedido.
Otra de las novedades fiscales para este 2009 es la posibilidad de que todas las empresas puedan optar por la devolución mensual del IVA. Este nuevo procedimiento tiene como objetivo dar liquidez a las pymes, lo que en principio es positivo en un momento de dificultades como el actual. Sin embargo, según denuncia el bufete «Equipo Económico», el nuevo sistema nace cuajado de requisitos desproporcionados, que puede hacer desistir a las empresas de acogerse al mismo.
Para facilitar la vida de las empresas en estos momentos de crisis económica se permite también en 2009 y 2010 la libre amortización de nuevos activos del inmovilizado material y de inversiones inmobiliarias, siempre que se mantenga el empleo.
Efectos del plan contable
También se han introducido mejoras en el tratamiento fiscal de las operaciones de reestructuración empresarial y se permitirá periodificar a tres años los costes fiscales derivados de la primera aplicación del nuevo Plan General de Contabilidad cuyo objetivo, en el momento de su aprobación era que fuera fiscalmente neutro.
Otra de las medidas para hacer frente a la crisis consiste en acortar los plazos para reducir la base imponible del IVA por morosidad. Si después de un año un empresario no ha cobrado una factura por la que ya ha pagado el IVA a Hacienda, éste se podrá deducir esa cuantía. Hasta ahora tenían que transcurrir dos años.
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