Los auditores tienen dudas razonablesLos auditores tienen dudas razonables sobre la elaboración de las normas contables que rigen la información financiera.
Publicado el 2008/11/06, por L.Junco
Supervisores y revisores coinciden en que hay que mejorar el valor razonable, por las dificultades que presenta su cálculo.
Durante las últimas semanas, los organismos internacionales dedicados a la elaboración de las normas contables que rigen la información financiera han debatido las virtudes y desventajas del valor razonable (a precio de mercado), como criterio de valoración de los activos. En España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el Banco de España se mostraron a favor de continuar empleando este principio, ya que "mejora claramente la calidad de la información y la realidad económica", según el regulador, "aunque puede perfeccionarse", como se dijo desde el Banco de España.
Los auditores coinciden en que, sin duda, el uso de este criterio mejora el actual sistema de valoración, que se centraba en el coste de adquisición, si bien "la subjetividad con la que se ha plasmado en el nuevo Plan General Contable puede generar cierta inseguridad y problemas de interpretación en la valoración de determinados activos financieros de las empresas que cierran el ejercicio en diciembre", según explica Manuel del Olmo, socio de Deloitte y miembro de la Comisión técnica del Instituto de Jurados de Cuentas (Icjce). El nuevo plan entiende por valor razonable el criterio de valoración en virtud del cual dos partes independientes e informadas realizan la tasación del activo.
Dificultad
Según se explicó en el Congreso Nacional de Auditoría, ahora se genera una "dificultad adicional" tanto para las empresas, como para los revisores, no sólo por la novedad que representa, sino de cálculo. Así, el principal inconveniente "es de carácter mecánico, ya que, conceptualmente, todo el mundo está de acuerdo con que el valor razonable refleja mejor la realidad, pero se encontrarán dificultades prácticas para determinar el importe", indica Del Olmo. Mientras que en una empresa cotizada la cuantificación del valor razonable es sencilla, en tanto que se acude a la cotización, en aquellas compañías que no están en bolsa, el valor razonable es una estimación subjetiva, especialmente en unos momentos como los actuales.
Por estos motivos, según los expertos, este criterio (que fue introducido por las Normas Internacionales de Información Financiera para las compañías cotizadas en 2005 y que ha motivado la reforma contable nacional vigente desde enero de 2008) debería ser modificado mediante la creación de unas reglas que permitan determinar el valor de manera uniforme para aquellos casos en que no haya cotizaciones como referencia.
La cotización debería ser el valor que mejor reflejara el precio objetivo, pero incluso ahora, la actual falta de liquidez en el mercado genera numerosas oscilaciones al mínimo movimiento y su valor es muy variable. Otra forma de cálculo, según la actual norma, es sumar las plusvalías al valor neto contable. "Éste es otro terreno en el que se añaden dificultades a los revisores, en tanto que las plusvalías dependen de lo que digan tasadoras y agentes externos, que el auditor tiene que analizar si se ha realizado adecuadamente", explica el socio.
No obstante, este trabajo no empezará hasta que se revisen los cierres de este año, que es el primero en el que se aplica el PGC, cambio del que aún no se han mentalizado muchas empresas, según la mayoría del sector.
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