
La amplia y fructífera trayectoria del Colegio Oficial de Titulados Mercantiles y Empresariales de Santa Cruz de Tenerife (Cotime) , que acaba de cumplir su primer centenario, ha sido reconocida por el Consejo del Gobierno del Cabildo de la Isla que, en el pleno celebrado hace unos días, aprobó la concesión de la Medalla de Oro de Tenerife para la citada corporación.
5/ago/08 01:45

Esta Medalla de Oro de Tenerife va dirigida, fundamentalmente, a todos los directivos que, a partir del año 1908, fortalecieron con sus respectivas presencias e inquietudes a esta corporación isleña, donde se han dictado multitud de conferencias, cursillos y charlas en aras de profundizar y ampliar conocimientos atendiendo demandas; el citado galardón también va dirigido a todos aquellos que en su día recibieron, a través del Cotime isleño, un diploma, una distinción, unos aplausos y el halago por el esfuerzo realizado o por el reconocimiento a la labor desarrollada y plasmada, con todos los honores, en Insignias de Oro y Brillantes o en los ya clásicos Premio Andrés Pérez Faraudo y Premio Arístides Ferrer. Esta Medalla de Oro está consolidada en todos aquellos compañeros que celebraron sus Bodas de Plata o de Oro con el Colegio que, desde sus albores, tuvo el lujo de instalarse en edificios de tanto rango como belleza arquitectónica, como lo fueron, primero, el Ayuntamiento de Santa Cruz y, más tarde, la emblemática Escuela de Comercio, ubicada en la calle Veinticinco de Julio, ocupando la Institución de Enseñanza Imeldo Serís, marqués de Villasegura, que fue legado de este insigne militar y político tinerfeño.
Esta Medalla de Oro, en fin, va dirigida a toda esa pléyade de ejecutivos impecables en el amplio y difícil campo de la contabilidad, asesores fiscales y financieros arraigados, funcionarios cualificados, ecuánimes auditores y empresarios solventes que tuvieron y siguen teniendo sus puntos de contacto y reencuentros en el citado colegio, ahora presidido por Antonio Pérez Viera (en la fotografía), que, entre otros detalles, ha sido el único camino, por lo menos el más eficaz, para canalizar demandas y esperanzas; para defender títulos y derechos y, como ahora, para recuperar la memoria, porque sin ella no hay historia.
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